martes, 24 de abril de 2007

EN EL PODER... ¡HERMANOS!

Ay, pero si son como dos gotas de lluvia piurana. ¿Se han dado cuenta de la pasión con que el congresista Jhony Peralta defiende al Ministro de Vivienda Hernán Garrido Lecca? Mmm... ¿Será por puro espíritu partidario? ¿Será porque es un gordito simpaticón? ¿O será porque le debe algo? Adivina, adivinador, quién le debe a Garrido Lecca un gran favor... Métanle zoom a esto:

Es la resolución, publicada en El Peruano por la que el Ministro de Vivienda, el gordito Garrido Lecca, nombra a Filiberto Ismael Peralta Cruz, hermano del congresista Jhony Peralta, como representante del Instituto Nacional de Desarrollo, INADE, ante el Consejo Directivo del Proyecto Especial Chira Piura del Gobierno Regional de Piura. Con razón el ilustre congresista votó en contra de la interpelación al nuevo techito. Sí pues, el partido ha repartido. Provecho compañeros.

lunes, 23 de abril de 2007

V de verdad



La tarde del 22 de abril de 1997 era apacible. Yo era una adolescente y al segundo estallido ya estaba instalada frente a uno de los televisores de la cafetería de la universidad viendo atónita el rescate de los rehenes de la residencia del embajador japonés. Andaba entonces iniciando la carrera de periodismo en la UPC y compartía clases con la hija de un importante miembro del gobierno de Alberto Fujimori. El padre de mi compañera, lo sabíamos todos, era uno de los rehenes de la residencia y ella, ese día, no aparecía por ningún lado.

Me pasé la tarde y la noche pegada a las noticias. Sin embargo, de la hija del eminente rehén no se supo nada hasta que la vimos aparecer en el adelanto de un importante programa de televisión abrazando feliz a su padre ileso. Recién dos días después, en la clase de Introducción al Periodismo, la desaparecida -a quien llamaremos V- irrumpió en el aula con el gesto plácido de quien acaba de descubrir que ama a su padre, pero con la desazón de quien se ha asomado a alguno de los abismos del género humano.

La profesora, una reportera joven a la que apodábamos "tiqui tiqui" le pidió que relatara todo, absolutamente todo lo que su padre contó en la sala familiar. Y nuestra fugazmente-famosa-amiga le hizo caso. Luego de decenas de anécdotas que ya se me han olvidado, V detalló una escena que le escarapeló el cuerpo a toda la clase. "Antes de salir mi papá vio que los comandos agarraron a los terroristas vivos. Las dos chicas se tiraron al piso de rodillas y se rindieron. Los otros también, porque ya los habían atrapado. Pero las chicas ni siquiera dispararon, estaban asustadas, lloraban, decían que no sabían nada, pedían que por favor no les hagan daño. Las tiraron en el piso, les quitaron las armas y le dijeron que nada les iba a pasar. Dice mi papá que los vio a todos vivos antes de irse. Incluso algunos de los hombres pedían por favor que no los maten. Cuando después vio en las noticias que los habían matado, pucha, se sintió horrible".

Nuestra amiga V, tan adolescente como todos los demás, no tenía idea de la dimensión de lo que acababa de revelar. Su padre, estoy segura, tampoco tiene idea de que su hija contó esta historia en su salón de clases. Es más, V terminó el relato diciendo que "por fa, chicos, no le digan a nadie todavía".

Lo que V había hecho era confirmar que su padre, eminente miembro del gobierno, era testigo de que los emerretistas se rindieron, que estaban vivos cuando los rehenes fueron liberados y que si aparecieron muertos fue porque un comando del ejército, por órdenes expresas de Fujimori y Montesinos, los asesinaron extrajudicialmente luego de su rendición. V, claro está, confió en que diez años más tarde sus compañeros de clase ya no recordarían ese relato, empolvado de seguro en el desván de la memoria.
Con los años aparecieron algunos testimonios pero hasta la fecha el asunto sigue siendo motivo de polémica y sigue sirviendo de detonador para los ataques explosivos del fujimorismo parlamentario. Si me preguntan a mí, que terminé la carrera, trabajé en periodismo y recogí montones de información sobre el tema, el relato de V es una prueba más de que la ejecución extrajudicial existió y de que, hasta la fecha, nadie ha respondido por eso.

Y sí, he oído cientos de voces repitiendo que los terroristas se lo merecían. No puedo decir quién se merece la muerte y quién no, pero sé que, si ya tienes a los secuestradores rendidos, lo legal, y hasta lo políticamente inteligente, es enjuiciarlos, meterlos presos y acabar con el mito. Mientras tanto Fujimori sigue en Chile en paz, cobrándole el diezmo a toda la bancada fujimorista que paga mensualmente un pedazo de sueldo para mantenerlo a cuerpo de emperador.

Perdóname V por contar el episodio, pero han pasado diez años y ya era hora de decir la verdad.




miércoles, 18 de abril de 2007

La punta del iceberg


Este correctísimo señor se llama Mario Valcárcel Aragón y es otro de los protegidos de don Hernán Garrido Lecca, el Ministro que con un quiebre de cintura acaba de evadir la interpelación en el Congreso. Resulta que Valcárcel gana paga doble del Estado peruano: recibe su sueldo como secretario ejecutivo de la Academia de la Magistratura y desde octubre del año pasado, recién entradito Garrido Lecca al Ministerio de Vivienda, recibe una dieta como presidente del directorio del Banco de Materiales, justo el organismo que presta la plata para todos los "techos propios" del país.

Mario Valcárcel, tal y como denuncia hoy La República, enfrenta un juicio en el 5to Juzgado Anticorrupción por el delito de encubrimiento real. El actual presidente del BanMat fue uno de los liquidadores del Banco República, una entidad festinada por el gobierno de Fujimori. Como liquidador, el señor Valcárcel no se dio cuenta de una irregularidad gordísima: sobornos a jueces y fiscales. La subcomisión investigadora del caso Banco República en el Congreso lo llamó a declarar (año 2002) y en su informe final concluye que "existen indicios razonables de haberse cometido ilícitos penales" por parte de Mario Valcárcel. Es más, la subcomisión da cuenta también de los excesivos honorarios pagados a los liquidadores y de la mala calidad de su trabajo.

Pero es bueno saber también que Jaime Carbajal, coprotagonista del escándalo de la coima pagada por la cervecera Bavaria, es socio de Garrido Lecca en la empresa Alpamayo Producciones (¿recuerdan Piratas en el Callao, basada en un cuento de Garrido Lecca?). Según Agenciaperu fue Carbajal quien propuso a "uno de los liquidadores" del Banco República, liquidadores entre los que se incluye a Valcárcel, actual presidente -repito- del Banco de Materiales. El círculo parece cerrarse si recordamos que Hernán Garrido Lecca fue accionista del Banco República entre 1994 y 1996. Qué extraño que estos tres personajes aparezcan tantos años después en la misma historia: uno como ministro, el otro como su subordinado -y manejando montones de dinero en el banco de materiales- y el otro como su socio en una empresa privada. ¿No que en política no existen las coincidencias?

Lo grave del asunto es que, si fue un escándalo que Garrido Lecca contratara a Carlos Arana como director del programa Agua para Todos por tener un proceso abierto (y eso que estaba recién en fiscalía), ¿cómo es que contrató, encima cobrando doble paga del Estado, a este conspicuo investigado por la justicia ANTICORRUPCIÓN? ¿Y cómo es que, después del escándalo Arana, no lo removió? ¿Por qué eligió a un personaje cuestionado para manejar millones de soles? Como diría Alan, en política no hay que ser ingenuo.