Lo siento. Antes del rentrée tenía que abrir las compuertas: lo que he visto esta semana me da tanto asco que voy a inyectarme Gravol en la moral. La historia del tribuno más breve de la historia, don Javier Ríos, repartidor de RÍOS de billetes, ha desnudado un chanchullo que emerge como la criatura del pantano aprista.
David Barturén, asesor de Meche Cabanillas, llamó a Rosana Cueva, periodista de trayectoria impecable, para ofrecerle una reunión con Ríos porque el pobrecito quería convencerla de su inocente pasado. Rosana es la autora de un reportaje propalado por La Revista Dominical hace varios años sobre el aspirante al TC. En ese informe lo acusaba de estar involucrado en actos de chuponeo y de ser un rompe manos profesional. Lo que intentaba Barturén, dice, es que el señor Ríos le explicara "su" verdad a la investigadora que años atrás lo acusó.
En fin. Nadie le prestó mucha importancia en ese momento (hace un mes) porque, según decía Barturén, Ríos no estaba ni remotamente dentro de la lista de elegidos, era un colero, un looser. Rosana, evidentemente, no aceptó ni una mirada de lejos. Nada, tío, ¿para qué quieres que me siente con él? Por alguna razón don Bartu, asesor de prensa de Meche, abogaba por el gángster. Sin embargo, cruzando con algunas fuentes dentro de la Comisión de Constitución, Barturén parecía decir la verdad, Ríos ni figuraba entre las opciones.
Lo que no pudieron saber ni mis fuentes ni el mismo Yhony Lescano es que Pastor y los fujimoristas se pasaron las últimas semanas en reuniones secretas jugando al pócker político. De pronto, el miércoles, ¡boom! Lo tenían bajo la manga, Ríos era la carta del apromontesinismo.
Claro, ahora Pastor sale con el cuento de que fue una elección apurada del miércoles por la mañana, como si elegir a los magistrados del TC fuera cosa de jugar yan quem pó. Evidentemente, Pastor miente. El martes en la noche Barturen llamó a un amigo periodista a contarle -chisme, chisme- que ya tenía la lista de los elegidos, UNA NOCHE ANTES DE LA ELECCIÓN. Y ha dicho también que fue José Cevasco, oficial mayor del Congreso, quien le dio la primicia.
Entonces, el panorama se pinta así: Cevasco, quien se ha declarado amigo íntimo de Ríos (a quien llama el doctor Atkins porque lo hizo bajar 12 kilos. Juat???) es el brazo, la mano, los ojos, todo lo que puede ser de Meche Cabanillas. Barturén, por otro lado, es su asesor de prensa aunque la señora presidenta anoche haya dicho -cáiganse- que no, que su asesor es otro. Bueno, ahí tenemos la foto: Barturén y Cevasco son los lobbistas de Ríos y ambos son también la mano derecha y la izquierda de Meche. Por tanto, ¿cabe la absurda posibilidad de que la presidenta del Congreso no supiera de todo esto la noche anterior? ¿Es remotamente posible que su exigencia de votar al toque, ya, sobre el pucho ese miércoles se haya debido a que tenía cita con la manicurista, o es porque todo estaba fríamente calculado?
Pero hay más. Ayer el desafortunado Cevasco dijo que, a pedido suyo, Ríos fue contratado el año pasado como asesor externo del Congreso. Hace unas semanas, cuando hice un reportaje denunciando la repartija que era la elección de los magistrados, consigné un dato: Aníbal Quiroga, ex abogado de los Winter que también aspiraba al TC, fue contratado por el Congreso exactamente en las mismas condiciones que, según dice Cevasco, fue contratado Ríos. Hasta entonces nadie sabía lo de Quiroga porque no figuraba en la planilla. Tal vez para pasar piola giraba recibos por honorarios y se embolsaba 10 mil soles sólo por asesorar a la PRESIDENCIA y a la Comisión de Constitución sobre la ley de las ONG's. Cuando le pregunté a Cevasco sobre el tema me dijo que él mismo había contratado a Quiroga "a pedido de la presidencia". Sin embargo, en el caso de Ríos, dice que lo hizo por cuenta propia. Nuevamente la pregunta, ¿la presidenta no sabe a quién contrata su oficial mayor? ¿Quién pidió esa contratación?
Todos estos detalles adquieren sentido con la aparición de la foto de Caretas. Cevasco supo de la foto antes de la elección. Él mismo ha dicho que lo llamaron de la revista, aunque la versión de Caretas es que llamó él a pedir que no maltraten a su amigo el doctor Atkins. Si sabía de la foto el martes por la tarde -como se ha probado- otra vez la misma pregunta: ¿no le dijo a su jefa que tremendo escándalo se avecinaba y la dejó elegir al tribuno Ríos apuradísima a la siguiente mañana? Si la respuesta es no, Cevasco merece la guillotina y los peruanos somos una raza de oligofrénicos. Si la respuesta es sí, Meche sabía, sabía, sabía y sabía todo y esto no es más que una de las componendas apristas al descubierto. Una, cuántas más habrá.
Ver a Mantilla sentado en la cabecera de la mesa, como el patriarca, confirma las sospechas. Mantilla sigue mandando y quiere que lo sepamos, por si no nos habíamos percatado. Es más, Mantilla coloca a su gente, y sus compañeros escuchan y obedecen. Si no, ¿cómo es que varios de los jóvenes de la promoción 83, los que aparecen en el video homenajeando a Mantilla en Pueblo Libre, ahora están trabajando en diferentes puestos del Estado? Y sería bueno preguntar ¿por qué el señor Omar Lacunza, sindicado como integrante del grupo Rodrigo Franco, trabaja en el Congreso, en la célula parlamentaria aprista, pero pasa toda la jornada laboral metido en la oficina de la presidencia? ¿Por qué lo he visto montones de veces asomándose por la ventana de la oficina de los asesores de doña Meche Cabanillas?
Pero vamos, no perdamos de vista el asunto de fondo: ¿con que intención contrabandearon a un montesinista? Para controlar el TC, obvio, pero además por un asunto con nombre y apellido: Alberto Fujimori. ¿Quién está por ser extraditado? Fujimori. ¿Quién va a plantear miles de acciones de amparo y demás ante el TC para evitar ir a la cárcel? Fujimori. ¿Quién es el aliado de Fujimori en el Congreso? El Apra. ¿Quién es el nexo entre el Apra y Montesinos? Mantilla. ¿Con quién almorzaba Ríos en el fiesta? Con Mantilla y con el montesinista López Meneses. ¿Quién apareció en la campaña destruyendo a Humala y acusándolo de montesinista? ¡Montesinos! ¿Quién anunció esas declaraciones días antes de que aparecieran? ¡ALAN!
Lo que queda clarísimo es que la elección del tribunal se maneja entre patita de chancho y conchas, decenas de conchas negras. Claro, doña Meche, acorralada por el escándalo, ha mandado al paredón a sus dos hombres de confianza, Cevasco y Barturén, para salvar su cuello. Cevasco se ha lanzado del morro de Abancay sobre su caballo blanco para evitar que lleguemos hasta la "presi" y Barturén, por su lado, le ha servido a la doña de pera de box. Hoy en RPP Cabanillas dijo que no es su asesor de prensa y que ni siquiera tiene título profesional. Según parece, brazo derecho y brazo izquierdo van a ser amputados este lunes antes de que la gangrena se extienda a la cabeza. Claro pues, en el escándalo, disciplina compañeros.
Una fiesta de componendas, una cuchipanda mafiosa, un tonazo en el que se exige prontuario para ingresar. Bienvenidos señores al año del chancho, en el que el apromontesinismo emerge desde del fondo del pantano para devorar todo lo que pueda.
7 comentarios:
Para todo esto necesitamos por lo menos unas 20 pastillas de Gravol!!.
Gravol?
Gravol?
Morfina, primero...
Re-fak! Todo huele mal. Hay que rociar el congreso con Baygon mejor.
Realmente la situación en diferentes países de latinoamérica es algo que nos llena de verguenza en cierta forma por ser latinos.
recuerdo cuando en Venezuela decían que estaba Montesinos y los desgraciados del gobierno lo negaron hasta más no poder, qué pasó? Montesinos estaba en Venezuela.
Saludos!!
Dios Santo... con tanto intrínculis político, digo yo... por qué las telenovelas nacionales son tan malas!? Argumentos no nos faltan para una novela al mejor estilo de John Grisham.
Es sin embargo, lamentable que la realidad supere a la ficción en este aspecto.
Es triste que el dinero resolver a una persona a venderse (por un precio mayor).
creo que el gravol ya quedó chico...
a este paso ya no van a tener que amputar, aunque con el apra nunca se sabe, siempre tienen un compañero bajo la manga que se inmola de lo más contento (y reaparece bien lejos)
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